Una silueta dibujada tras el mundo,
La semilla de lo intangible
Es la escultura de los suburbios,
Bañada por el verde esplendor de una idea
Acorralada de cerros de arena y rocas ascendentes,
Cría de las leyendas y mitos errantes
Criatura salvaje de mirada hechizante.
Dibujos que cuentan una historia,
Esculpidos en el revés de la hermosura
Lienzo blanco que roza la perfección,
Bajo el hombro una estrella de negro color
Y aquella mariposa que vuela en su vientre
Intentando rodear la piel hacia horizontes distantes,
Colores que cobran vida en su piel
Buscando explicaciones en su locura incesante.
Es el alcohol en las venas de un convicto,
Que solo desea la imagen de sus ojos de almendra
Aparcando mi locura en su sonrisa,
Ideal rebeldía que saborea la vida,
Le quita el ritmo a los tambores del aburrimiento
Sintiendo la vida entre la devoción de su talento,
En sus manos una guitarra y voz de canela
Que solo en las noches sin estrellas se torna bohemia,
Con tonos de amarga delicadeza, como imitando a esa rubia condesa.
Es el calvario en resurrección,
Desatada en su locura y pasión,
Inicia una aventura con cada amanecer
Que alumbra los rojos colores caer a sus hombros,
Encendiendo la emoción que cautiva mi ser.
Ciudad estrellada de canciones,
Miles de tentaciones siguen cada paso que da,
Inciensos de aromas inquietantes visten su cuerpo,
Pero una vez al año se baña en lamentos
Recordando quiebres de una interrogante jamás contada,
Es el dolor que ocultan sus cartas
Y letras marchitas que desahogan el alma.
Ciudad de mirada coqueta,
El palco más alto ilumina su andar
Con cada dibujo libera el deseo,
Talento guardado para intereses ajenos,
Enigmática en escencia, su belleza libre
Es la musa perfecta, de voz lirica,
De alma poética,
Una perfecta incongruencia
Que vive en mi ausencia
Y tortura la sola idea de encontrar su calor,
Es quien me recordó aquella extraña sensación
Que hoy pierdo en la deriva de un viaje,
Donde mi locura no capta su atención.