Ella descansa los hombros en el viento
Su largo cabello se agita al deseo,
Otros divisan la mirada que perdida viaja
Belleza en su interior, alma que me abraza.
Abandona a sus seres para asimilar el futuro
De los que mañana seguiremos en la crueldad de este humo,
Es la voz que logra acurrucar una leve brisa.
Alejando su aliento hacia una vida que sienta mejor,
Solo en aquel vacío que deja un espacio,
Es la sangría olvidada que se apodero de mi don.
Tormento que apaga la sonrisa de greda,
Llevando las caricias de mi mujer a una barcaza,
Que cruza el puente a los valles de la calma.
Alan B. James.